El capitán Sam Cahill (Tobey Maguire) es un marine estadounidense que regresa para pelear otra vez en Afganistán dejando a su esposa Grace (Natalie Portman) al cuidado de sus dos menores hijas. Lamentablemente, el helicóptero en que Sam y su batallón se dirigían a una misión es alcanzado por proyectiles enemigos, estrellándose entre las montañas. A partir de ese momento, Grace y el hermano de Sam, Tommy (Jake Gyllenhaal) comienza una relación de mayor cercanía a pesar del pasado presidiario de Tommy. Sin embargo, todo se vuelve una terrible pesadilla cuando Sam regresa de su estadía como prisionero en Afganistán.
Con un guión digno para un capítulo de la exitosa serie por cable Army Wifes, Entre Hermanos presenta la inestabilidad emocional del ser humano ante los horrores de la guerra. Y es precisamente ésta, como personaje abstracto a lo largo de la película, la que mueve los hilos de la historia despedazando la poca paz que puede conseguir la familia de un combatiente lejos de casa.
El trío protagónico nos presenta las mejores facetas de sus carreras dramáticas donde, sin ninguna duda, Natalie Portman demuestra una vez que es una ganadora nata para el Oscar. Aunque su papel se ve opacado en algo por la relación entre Sam y Tommy, su caracterización de la sacrificada madre que trata de todo para recomponer su familia es magistral. Las escenas de acercamiento a Tommy es imposible que no nos regrese a evocar las tiernas escenas que han pasado juntos Padme Amidala y el joven Anakin Skywalker en la saga de La Guerra de las Galaxias.
A su vez, Tobey Maguire se desprende totalmente de su papel del atontado Peter Parker. Si bien al comienzo, nos muestra los mismos gestos y actuación que inmortalizaron su papel como el enmascarado Hombre Araña; es después de su estancia en Afganistán donde vemos a un Sam Cahill totalmente destruido y a un Maguire regalándonos su actuación más creíble en estado sicótico (aunque quizás debería de dejar de sobreexagerar tanto movimiento de boca cuando muestra ira y relajar los ojos para apreciar bien su expresión de insania).
Gyllenhaal nos muestra la mejor caracterización del trío. Su aspecto físico nos vende claramente la idea de un ex convicto y su actuación es sencillamente extraordinaria a lo largo de la película. El único de los protagonistas que permanece el mayor tiempo posible en el mismo estado mental, suficiente para poder apreciar su madurez actoral desde el joven asustadizo que interpretara en El día después de mañana.
En resumen, una película para poder apreciar de principio a fin sin ninguna pizca de aburrimiento, con giros inesperados, frases memorables y una alta capacidad para emocionarnos en el final. Las últimas palabras fuera de cámaras muestran totalmente la inestabilidad en que se mueve la historia, pero deja posibilidades abiertas para que el espectador juzgue el accionar de Sam a lo largo de la cinta.
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